Y la espero, aquí, hoy, ahora, en esta neblina que baja y que me inunda las pupilas tarde cálida en otro momento. Levantar, caer, quién se piensa, ahora juega con mi tiempo.
Habrá otra vez, aquí, hoy, ahora y no estaré como lo estoy aquí, hoy, ahora forjando un mundo individual, ausencia, la alegría de un todo.
Son las seis, tal vez las siete, no lo sé, no lo recuerdo, desde ayer. Ya llegó, no importa, nuevamente digo, no ha importado, ya no estoy y me espera, aquí, hoy, ahora. Qué tengo que hacer para que no se vaya y me recuerde. Aquí, hoy, ahora.
Camino, mis pasos, encima de ellos, desde hace muchos años y no me canso, nuevamente, derecha izquierda, derecha izquierda, derecha, solamente derecha y hay un mounstro, encima, debajo, dentro de mi que me carcome, no me abandona, unas piedras, y el polvo de la tarde lento, sumamente lento me acompaña.
Un café, dos ahora, y se tensan mis sentidos, aquí, hoy, ahora, repitiendo, tal vez reptando como desde siempre cuando mi padre me cargaba.
Un recuerdo, uno sólo, uno, una falda que me roza y me acompaña desde aquí, hoy, ahora, y marcaba su silueta. Yo sigo caminando junto a ese verde de sus ojos, y la falda, oh gran falda, unos muslos, unas piernas, aquí, hoy, ahora.
Ha llegado la noche, pasan unos senos, horrendos, gigantes, deformes que están aquí, hoy, ahora, al lado sin mirarme, me escabullo por miedo, aquí, hoy, ahora.
Me voy, aquí, hoy, ahora, y me ahogo con el cielo y con su ausencia. Una nota, quién se piensa.
El mundo no gira, no canta.
EL GOLEM
Hace 15 años
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