Si tuviera que pensar en el prototipo de mucama ideal pensarìa en Cirila.
Vamos,yo no hablo de su fìsico ni de su caracter, Cirila no es una mujer agradable sentimentalmente y mucho menos fìsicamente. Cirila es una mujer de rancho, con sus muchos años a cuestas, llegada a Orizaba desde Cañada, un poblado incrustado en las nubes a tres horas en la montaña.
Ciri, como la llama su patrona, llegó a la casa cuando yo era apenas un niño, antes estuvo Chabela, Chabela tiene una historia propia y no sería prudente que la contara en estas líneas.
Ya son 18 años trabajando en la misma casa, en la misma cocina y frente a los mismos azulejos blanco con azul. Ya son 18 años del mismo delantal de cuadros pero sobre todo, ya son casi dos dècadas lavàndose las manos repetidamente, lavarse las manos despuès de tomar un cuchillo, volverlas a lavar al tomar un jarra, al coger un trapo o al menear una taza; en fin despuès de cada actividad Cirila se lava las manos.
Cirila no es tierra, mucho menos fuego y aunque a veces, su olor a humo se queda impregnado en las sillas del antecomedor de cedro y mimbre, no le conosco novio y casi seguro a sus 45 años aproximadamente sigue guardando con celo su virginidad por eso no puedo decir que sea una mujer que en el ìmpetu del viento o en el ardor de esa llama se pueda describir.
No, Cirila es una mujer de agua.
Con sus caprichos parece lluvia torrencial destrozando todo, echàndolo a perder, sus làgrimas afloran por cualquier cosa, sus truenos se escuchan en los trapazos de las siete de la mañana.
Cirilia es la sirvienta perfecta, le presta dinero al patrón, cumple los caprichos del niño y ha aprendido a ser tan ordenada como mi abuela.
Cirila es tan gratificante como un vaso de agua en un dìa soleado.
Yo lo tengo muy claro.
CIRILA ES UNA MUJER DE AGUA.
EL GOLEM
Hace 15 años
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