PRÓLOGO:
Escribir un cuento es obra de gente con inspiración, narrar un acontecimiento es tarea de hombres dedicados y en cierta forma poseyentes de arte, crear, crear es obra sólo del Demiurgo.
Mi labor –entendiendo por ello el hecho de arruinar la pulcritud de una hoja en blanco – es más ruin, más baja y en cierta forma más mundana.
La historia de este cuento, es una recopilación en primera instancia de muchos inicios que había dejado inconclusos, en segunda, el desfogue de pensamientos que en días anteriores me han venido persiguiendo y que deseo enterrar a la vista de todos ustedes.
Puesto que toda historia es repetitiva y vulgar, los personajes no tienen nombre, ya que todos en algún momento hemos sido Robespierre, Cleopatra, Santa Catalina, o el mendigo de la esquina.
MACTUB
DESPUÉS DE TI NADA.
Hojas sin orden de un diario incierto encontrado en la prisión de …. a principios de los años 20
Noviembre vísperas del 25:
Difícil será para mi poder expresar lo ocurrido los meses anteriores, pero todo está escrito, nadie dejará que hable, la gente piensa que todo es obra de mi locura, ese mal congénito que me acompaña muchas generaciones atrás o quizá, que es fruto de esta vida ligera y mundana que he llevado, pero no es así, quizá alguno pueda entenderme, los otros no harán mas que seguir calumniando mi nombre.
Esto es todo, han retirado de mi todo objeto con que pueda hacerme daño con excepción a esta pluma y eso por ser mi último deseo, sólo un oficial incrédulo se ha atrevido a extendérmela en medio de los barrotes. Ya no hay Sol y afuera espera una turba para proceder contra mi, desean ser ellos quienes me den muerte, veo antorchas, palos que se levantan y uno que otro fusil.
Hasta luego amigos, hasta luego.
Noviembre: Noche
Y es ahora que inmerso en este relicario compuesto de piedras y esquinas repetitivas me doy cuenta que te perdí. La ciudad me ahoga y yo deseoso de encontrarte me atraganto con el aire buscando tu fragancia; tu cuerpo y tu alma se han ido, no es esta noche Santa Alicia pero las estrellas cruzan el todo y alargando los brazos rozan la tierra igual que la primera vez que nos vimos, aturdido recorro los callejones en medio de rostros desconocidos, en cada esquina, en cada muro se postran los pretéritos nombres, La molienda, Callejón del Sapo, la esquina del Herrero.
Noviembre: Tarde
Sigo temeroso, mis manos tiemblan, no puedo perdonarme haber callado, observé al viento cruzar por el campo mientras cortaban tu cabeza de un tajo, rodó lentamente hasta el pié del arrollo y comenzó a teñir de rojo el azul del agua, se que no lo soñé, se que no hubo gritos y solamente los retabas con tu mirada, en el paisaje una lavanda, tres oficiales y mi ausencia te acompañaban, yo estaba oculto a lo lejos, en el horizonte.
Junio:
Tengo que saber quién es ella.
Sin fecha:
Hoy te vi, era tarde, el mercado está situado a la orilla de la ciudad, una cara da a la marginación y la otra mira a lo inmenso del llano, en el techo suena aún la lluvia, pin pan, plas, con ritmo, pin, pan, plas, nuevamente sobre la teja, son las gotas de lluvia que morirán mañana por los rayos del sol y que nos ahogarán en la humedad de la zona – esa humedad es como la evocación de nuestros actos, esos que trepan desde el estómago y buscan salida por la garganta – pin, pan, plas hasta el infinito, estabas sentada en un pequeño banco, racimos de albaca, ruda y caléndula cubrían la barra del puesto, detrás de ti había imágenes de santos, veladoras y unos aceites atrapados en pequeñas botellas de vidrio ámbar .
Nos fuimos juntos, sin vernos, te seguí hasta la puerta de tu casa, vivías lejos, al fin de la ciudad, allá donde el ferrocarril suena cada media hora y en las pocas esquinas se sientan los vagos a tragar un poco de licor cada noche.
Junio:
- Creo en Dios – me dijiste, - pero no por ello soy temerosa de sus actos, ni de su cólera, se que el miedo es provocación de los clementes, de los soñadores y sobretodo de los sabios, esos que nos atormentan con sus doctrinas de libros falsos – te escuché y analizaba cada palabra, en el pueblo decían que eras una bruja, no existía, según muchas mujeres, un amor que se te pudiera escapar, ni dolor que no pudieras curar, sabías el futuro y el pasado, se te atribuían tantas cosas.
Sin fecha:
Conocí a tus hijos, ella no pasa los ocho años y él apenas tiene cuatro, venían de la escuela y no han reparado en saludarme amablemente, como si ya me conocieran.
Mas tarde:
Salí a cenar, un dolor de cabeza me está matando, necesito comer algo, estoy pensando que el dolor viene por hambre.
Junio:
No se si es el cansancio, por un momento se me figuró ver un pequeño cuerpo en el fondo de tu casa, mi vista paso de largo por la mesa que asemeja un comedor y en la esquina de atrás, una vela se encendía, percibí un ligero olor a azufre y esa flama que dicen acompaña a los muertos, el cuerpo oscilaba de izquierda a derecha como saludándome.
Sin fecha:
Otra vez he percibido algo en tu casa, no he querido comunicártelo por temor a que pienses que estoy loco, vi a tu hija parada frente a mi y al instante estar jugando en el patio con su hermano, la distancia de la silla donde estaba yo sentado al patio es de aproximadamente veinte metros, no puede correr tan rápido.
Julio 2:
Me dijiste que en verdad eres una bruja, que en tus venas corre sangre de hechiceras, me platicaste que habías visto almas sufrir, gemir noches enteras mientras empañaban las lápidas del cementerio y sus rostros mal formados entre el humo se desgarraban, me comentaste que algunas de ellas se encontraba penando debido a tus hechizos.
Julio 3:
Seré un poco cauteloso con las siguientes líneas, es noche y aunque cansado no me atrevo a dejarlas sólo en mi memoria pero tengo miedo de que alguien pueda leerlas.
Era temprano, me pediste que te acompañara a la antigua iglesia de Santa Sofía puesto que tenías que hablar con el párroco.
Las calles guardan varias historias, el pueblo es viejo y se encuentra repleto de leyendas, frente al atrio me dijiste que esperara, que sólo ibas a demorar unos minutos.
El sacerdote te recibió con la cordialidad de siempre y a mí con la mueca con la que han recibido a mi familia desde hace muchos años en la iglesia.
Trataré de no variar ninguno de los hechos; de su sotana el sacerdote sacó una cuerda y la puso en tus manos, tú la guardaste y te retiraste, llegaste conmigo y pediste que nos fuéramos.
En la tarde escuché el primer ruido, el primer grito, las manos me temblaron y observé sangre entre las paredes de tu casa, tú te encontrabas en el cuarto de junto, saliste y pude ver una cortina de humo hacia adentro del cuarto fue entonces que volví a ver la silueta colgada, pude distinguirla, era tu hija, la soga que tenía alrededor del cuello era la que te había dado el párroco, su rostro morado, su vestido desgarrado, su pequeño cuerpo estaba lleno de moretones, debió de haber luchado hasta el final, el cabello lo tenía alborotado y su mirada era de odio.
Saliste con toda tranquilidad y me dijiste que estabas un poco cansada que nos viéramos mañana, no se que fue lo que pasó pero estoy un poco nervioso.
NOTA: DEBO GUARDAR ESTO EN UN LUGAR APARTADO DEL DIARIO
Julio 4:
Tengo miedo.
Julio:
Llevo dos noches sin dormir, he caminado todo el día y no quiero llegar a casa, te acompañé después del trabajo, pasamos junto al viejo panteón y me dijiste en son de broma, hoy se levantarán algunos muertos, nunca he sentido ese escalofrío con tanto ímpetu en el cuerpo, llegamos a tu casa y tu hija jugaba tranquila, al entrar sólo me regaló una sonrisa y siguió jugando con una muñeca de trapo.
En tu cuarto encontré el mismo crucifico de la parroquia enterrado al lado de tu cama, no se como llegó allí ni por que lo tenías en el suelo pero empecé a creer los rumores de tu brujería.
ESCRITO ENCONTRADO CON DIFERENTE LETRA ENTRE LOS PAPELES.
SI QUIERES ALCANZARME, HOY VERÁS AL DIABLO.
BESOS
Julio 12:
Ayer llegué tarde al puesto donde vendías hierba, la luna cubría todo el cielo y el Sol parecía no haberse ido todavía, en el aire se respiraba esa sensación de noche que presagia grandes acontecimientos y que hace que la piel se te encorve como pequeño cordero, pregunté por ti pero nadie quiso darme respuesta, lo único que pudieron hacer fue santiguarse, y decirme que hoy no te buscara, que esta noche era noche de tentaciones, y amablemente una de ellas me regaló una imagen del Cristo crucificado.
Fui a buscarte a tu casa pero en el umbral algo me detuvo, una luz muy fuerte salía por la puerta, pude ver a unas mujeres que se agitaban y otra vez vi al sacerdote del pueblo contigo, escupía sobre el crucifijo que ahora tenía en sus manos, el ósculo negro se estaba dando y en el pecho algo me quemaba, era la estampa que me había sido regalada.
Caminé hacia mi casa, a lo lejos se escuchaba el ladrar de los perros y el chirriar de algunos insectos, la boca se me había resecado, y brotaba sudor de mis manos, creo que estuve a punto de conocer al diablo.
Agosto:
Tengo algunos días de no escribir, me he sentido enfermo y no te he buscado, la estampa que me regalaron se borró por el sudor de mis manos, tomé un poco de pulque que me regaló el tlachiquero de la hacienda y me he ido reconfortando un poco, pregunté sobre ti y nadie me ha dado respuesta, tengo ganas de verte.
Agosto 10:
Otra vez dejé de escribir, no ha pasado mucho en los últimos días, te encontré afuera de tu casa, traías un huipil largo que te asentaba muy bien, caminamos un poco, me preguntaste que como seguía de mi fiebre, la pregunta me extrañó pues nunca te dije que tuve fiebre, contesté que bien.
El otro día te acompañé al mercado, tomaste dos frascos de alcohol y un poco de canela junto con dos polvos que no pude distinguir, me pediste que fuera a recoger a tus hijos y que los llevara a tu casa, que llegarías un poco tarde.
Llegué por tus hijos, ella no dejaba de llorar, no supe que hacer, no te esperé y los dejé a ellos solos.
Agosto 12:
Estás molesta, me dijiste que no debía de dejar solos a tus hijos, que pocas veces me habías pedido un favor y que no era esa la forma de cumplirlo.
Agosto 13:
Te llevé un ramo de flores, no quería que estuvieras enojada conmigo, sonreíste al verme, fuimos al parque y platicamos bastante, me comentaste que te estaban pidiendo muchos trabajos, que ahora la gente decía no tenerle miedo a las repercusiones de tu magia y que cada vez eran hechizos más fuertes. Te noté cansada.
Agosto 17:
Te encontré de rodillas, una vela roja y otra amarilla estaban rodeando varios retratos, quise entrar a tu casa pero un fuerte dolor de cabeza me invadió, no vi a tus hijos por ninguna parte, preferí no molestarte y regresé a mi casa.
Sin fecha:
Desaparecieron algunas fotos de mi casa, no quiero pensar mal pero espero que no estén en tus manos.
Agosto 22:
Otra vez estoy espantado.
Sin fecha:
Era un griterío, las mujeres te habían tomado por los cabellos y trataban de lincharte, yo corrí a ayudarte, tuve que golpear a una señora gorda para que te soltara los brazos, había dos niñas que lloraban y su padre gritaba que tu habías matado a su esposa, no quiero creerlo pero todos lo comentan en el pueblo, creo que esta zona ya no es segura para ti y dentro de poco tampoco para mi.
Agosto 30:
El sacerdote te acompaño a las afueras del pueblo, habían destrozado tu casa con piedras y tenías miedo, yo quise acompañarte pero me dijiste que te alcanzara después en … que esperara un poco, tenías que hacer primero unas cosas para que la gente se olvidara de nosotros.
Noviembre 2:
Es día de muertos y la gente esta temerosa, nadie, excepto el padre y yo sabemos donde estás, fui a recorrer los escombros de tu casa y el sacristán no me dejó pasar, parece que está revisando lo que quedó tus pertenencias.
Noviembre 4:
Te odio
Noviembre 6:
Encontré al sacerdote en tu casa, ahora puedo entender que hace cuatro días que fui él no estaba revisando tus cosas sino que estaba terminando tu trabajo, oí gritos, y otra vez esa figura colgando de la viga ahora desnuda, mis fotografías estaban clavadas en lo que quedaba de un muro junto a otras velas y al lado había huesos y dibujos con los nombres de personas del pueblo, el sacristán trató de golpearme, lo tumbé y recogí mis cosas, esperaré al domingo en la noche para revisar lo que pudo haber quedado allí.
Sin fecha:
Te encontraron con un bebé a cuestas, todo golpeado, llevabas dos dagas y alcohol, estabas cerca del río, parece ser que te colgarán.
Domingo 18:
Estoy saliendo del pueblo, correré a la ciudad, sólo llevo esta ropa y estas hojas.
Noviembre 19:
Estas son las últimas letras que escribo, me acusan de haber matado al sacerdote, al sacristán y a dos niños, yo se que ellos estaban también en contra mía, yo se que te mataron, que los agentes cortaron tu cabeza aunque no recuerdo al niño, nadie me cree, se que no estoy loco, se que tengo la razón.
Noviembre 22:
Me han detenido, es lo último que me queda de tinta, me regresaron al pueblo, quiere matarme, me han condenado sin hacerme juicio, tengo miedo.
Noche:
La cárcel, quiero un lapicero.